Ahora que parece que el frío ha llegado es buen momento para abandonar nuestras frescas colchas y nuestros finos boutis y abrigarnos bien con nuestras fundas nórdicas. Hay un sin fin de modelos y tan solo debemos fijarnos en la medida de nuestra cama y en un estampado que nos guste, pero ¿Qué pasa con el relleno nórdico? A priori parece que la cosa no está tan clara, aunque tan solo debemos prestar atención a unos pequeños detalles.
Las dos calidades más comunes son fibra y plumas.
La pluma (también existe el plumón) tiene un gran poder térmico. Gracias a un elaborado proceso de fabricación, este tipo de edredón crea una cámara de aire que protege el cuerpo aislándolo del exterior. A pesar de tener mucho volumen, son muy ligeros. La diferencia entre pluma y plumón es que el plumón es algo más ligero y tiene más capacidad térmica que la pluma. Cuanto mayor porcentaje de plumón contenga el relleno, de mas calidad será. Las dos calidades retienen la humedad que generamos por la noche manteniendo nuestro cuerpo seco. También existen rellenos de fibras acrílicas que imitan la calidad de la pluma. Son más económicos y los hay también transpirables, antialérgicos y lavables en lavadora.
Relleno nórdico 4 estaciones
Al elegir un relleno nórdico es conveniente también tener en cuenta la temperatura de nuestra habitación. Si vivimos en una zona cálida nos bastará con un relleno acrílico con gramaje de 100g/m2, y no será necesario ni pluma ni plumón. En otra zona o época de clima templado necesitaremos un gramaje acrílico de unos 250g/m2 o uno de pluma o plumón de unos 150g/m2. Y si nos toca vivir en algún lugar excesivamente frío necesitaremos indudablemente un relleno de pluma o plumón con un gramaje de no menos de 200g/m2.
Una buena opción es el relleno nórdico 4 estaciones (el de la foto), 2 rellenos unidos mediante corchetes para poder usar en cualquier época del año en función de la temperatura.
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