Las alfombras de lana están de moda. Resulta raro ir a casa de un familiar o amigo y no encontrarse una, ¿verdad? Pero detalles estéticos a un lado, las alfombras de lana tienen un montón de ventajas. Son ecológicas. El cuidado del medio ambiente es una gran preocupación entre la mayoría de la población, por eso, las alfombras de lana son una opción perfecta. No requieren apenas energía para producirlas, ya que se obtienen de la esquila de animales caprinos, como la oveja o la cabra, y de camélidos como la llama o la alpaca. La esquila se hace una vez al año, a finales de primavera o principios de verano. Un esquilador profesional tarda aproximadamente un minuto en esquilar una oveja y esta no sufre. Están por ello confeccionadas en fibras naturales que son renovables y biodegradables. La lana es un material muy duradero, pero al final de su vida útil, se degrada naturalmente sin dejar subproductos contaminantes, tan solo liberan nutrientes. Regulador térmico. Las ovejas producen lana con el fin de protegerse del frío y del calor, ya que la lana tiene una gran capacidad higroscópica. Esto quiere decir que absorbe la humedad de ambiente cuando esta es alta, y libera humedad cuando el ambiente es seco. Esto permite a los animales, por ejemplo, tomar la humedad de la transpiración y liberarla al ambiente alejándola del cuerpo. Pero además, este proceso físico libera o consume calor, por lo que en un día húmedo y frío, la lana absorbe la humedad liberando calor hacia fuera y en un día seco y cálido, libera humedad y absorbe para ello calor del ambiente dando una sensación de frescura. Es una de las razones de su extraordinario confort. Resistente. La lana es altamente resistente a las manchas. La superficie encerada de la fibra retrasa la absorción de líquidos y por lo tanto de las manchas. La lana tiene características anti-microbianas que previenen los malos olores y cuenta con una función “autolimpiante” donde los olores del ambiente son repelidos de inmediato y con solo ventilar al aire libre la prenda recupera su olor neutro. Además, su elasticidad, debida a la estructura helicoidal de sus moléculas, hace que sus fibras siempre vuelvan a la misma posición, por lo que no quedarán marcas de pisadas ni de muebles si los ponemos sobre nuestra alfombra. Por si fuera poco, la lana es ignífuga. Tiene una alta resistencia al fuego gracias a su alto contenido en agua y nitrógeno. Su temperatura de ignición es muy elevada, las llamas se propagan de forma lenta, y gracias a sus fibras, el humo que produciría en caso de arder no sería especialmente tóxico. Antialérgicas. Las alfombras de lana natural no causan ningún tipo de alergia. De hecho, pueden ayudar a disminuir el polvo que flota en el ambiente. Las escamas microscópicas de sus fibras son capaces de capturar y retener el polvo en las capas superficiales hasta que son aspiradas. Las fibras de la lana son demasiado gruesas y largas para ser inhaladas y por lo tanto no afectan a las personas asmáticas. Por ello, las alfombras de lana no solo no producen alergias si no que son beneficiosas para la salud, siempre, claro está, que se limpien y mantengan como es debido. Con todo esto que te hemos contado… ¡Ya estás tardando en poner una alfombra de lana en tu...