Cuando comienza el frío, saber elegir bien nuestras prendas de invierno es importante, pero, ¿prestamos la misma atención para escoger la ropa de cama?
Abrigarnos bien mientras dormimos es tan importante como hacerlo durante el día y un gran aliado para este menester es el edredón nórdico.
Con el paso de los años, cada vez son más las personas que han cambiado las mantas por los cálidos y ligeros edredones nórdicos. Además de ofrecer más abrigo y confort, con las fundas podemos cambiar de forma rápida la decoración de nuestra habitación.
Para escoger bien un edredón nórdico debemos tener en cuenta una serie de factores como el clima en el que vivimos, el tipo de relleno, o el gramaje de este.
Para ello vamos a comenzar diferenciando los dos tipos de calidades de relleno nórdico que podemos encontrarnos: De fibra y de plumas.
Los rellenos de fibras parten con la ventaja de su fácil mantenimiento, no obstante debemos tener en cuenta algunos consejos para conservarlos en las mejores condiciones:
- Airear a menudo, incluso si es posible todos los días, para eliminar restos de humedad no evaporados durante la noche.
- No exponer nuestro relleno directamente al sol, ya que además de tener un efecto negativo sobre él, puede decolorar la cubierta.
- Podemos lavar nuestros edredones sintéticos en lavadora a 60º como máximo. Esta temperatura es la recomendada para matar a los posibles ácaros del polvo. Debemos utilizar un cuarto de la cantidad normal de detergente y lavados cortos.
- Un edredón nórdico debe tenderse en posición horizontal y, muy importante, nunca debe ser planchado.
Vamos ahora con los de plumas:
- Al igual que los de fibra, airearlos siempre que podamos, si es posible a diario.
- Aunque los edredones de plumón pueden lavarse, debemos hacerlo solo si es estrictamente necesario. En ese caso utilizaríamos un detergente no alcalino para no deteriorar el plumón.
- Puede centrifugarse o secarse en secadora, en la que recomendamos meter una pelota de tenis que nos ayudará a que el relleno salga esponjoso como el primer día.
- Bajo ningún concepto debemos usar lejía ni plancharlo.
Si tenéis cualquier duda sobre alguna de las dos calidades podéis consultar las instrucciones de lavado, y si tenéis cualquier indicio de titubeo poner su limpieza en manos de profesionales. ¡Vale más prevenir que lamentar!
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