Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, tiempo más que suficiente para que nos preocupemos por el confort y la comodidad. ¿Cuántas veces achacamos tener un mal día a no haber dormido bien? Y es que un buen descanso nos despejará la mente y nos permitirá levantarnos frescos y con la vitalidad necesaria para afrontar un nuevo día.
Un factor determinante para alcanzar ese deseado relax nocturno es la almohada, y no podemos tomar a la ligera la elección de tan importante elemento. Debemos tener en cuenta que una almohada no solo nos ayuda a dormir cómodos, también sirve para prevenir lesiones de cuello y espalda. De hecho, una almohada que se adapte a nosotros y nos permita dormir en una buena postura, puede incluso ayudarnos a evitar los ronquidos. ¡Qué bien le vendría a más de uno!
Pero, ¿Cómo saber cual es la almohada adecuada?
Lo primero que debemos buscar es una almohada que se adapte a nosotros y no viceversa. Y para ello es importante tener en cuenta en qué postura dormimos.
Boca arriba. En este caso buscaríamos una almohada de altura media. También recomendaríamos este tipo de almohadas para una persona que cambie de postura varias veces durante la noche. Actualmente existen almohadas viscoelásticas que tienen un sistema de memoria y se adaptan completamente a nuestros movimientos.
Boca abajo. Si dormimos cara a la almohada necesitamos una blanda, para evitar una posible hipertensión en el cuello. Una almohada tipo Indeform podría ser la solución. La mejor almohada para dormir boca abajo debe poseer firmeza pero adaptabilidad.
De lado. Al dormir de lado el cuello nos va a pedir dureza y firmeza. Una almohada que permita a nuestro cuello estar recto, perfectamente alineado con la columna vertebral, impedirá que nuestra cabeza quede inclinada hacia abajo evitando así lesiones cervicales. Una almohada cervical puede ser una buena opción ya que nos ayudará a mantener de esta forma la columna.
¿Qué relleno sería el recomendable?
El mundo de los rellenos es también bastante complejo. Generalmente las almohadas pueden estar rellenas de fibras naturales, como pluma y plumón, o fibras sintéticas como espuma o poliéster. La cantidad de este relleno que posea nuestra almohada también es importante, ya que él determinará la dureza.
También la funda de almohada juega un papel importante. Una funda 100% algodón siempre será más agradable, especialmente si nuestro relleno es de fibras naturales, ya que facilitarán enormemente su transpiración permitiendo que el aire circule con mucha más facilidad. Si la funda de almohada es suave y absorbente, pues eso que tenemos ganado.
Si ya queremos bordarlo, una funda o un protector de almohada nos ayudará a aislar las posibles bacterias que puedan ir filtrándose en nuestra almohada. Existen modelos transpirables, antiácaros, antialérgicos, impermeables… Un montón de opciones.
Siguiendo todos estos pasos sin duda encontraremos la almohada adecuada y nuestro descanso mejorará notablemente.
Comentarios recientes