El frío sigue avanzando implacable obligándonos a renovar nuestro vestuario y el de nuestras camas. Si el otro día os contábamos las ventajas de las fundas nórdicas, hoy es el turno de las mantas. Un clásico en nuestros hogares.
No hay una casa sin mantas, son una de las prendas de cama más antiguas y si siguen estando presentes a día de hoy no es casualidad. Por supuesto, han evolucionado muchísimo, y hoy en día las más demandadas son las mantas de terciopelo. Su ligereza, poder calorífico y agradable tacto la convierten en uno de los elementos estrella de nuestras camas en invierno.
La principal ventaja de este tipo de mantas es que se pueden crear a partir de prácticamente cualquier fibra, ya que para su elaboración no es necesario un tejido concreto, si no una forma de tejer concreta. El resultado es un tejido con pelo corto, suave y espeso. Gracias a esto, también es posible encontrar modelos exclusivos para alérgicos.
Gracias a este método de fabricación, el terciopelo puede también confeccionarse en cualquier color, con lo que los modelos son tan variados como la imaginación de los diseñadores permita.
Las mantas de terciopelo pueden lavarse en lavadora, aunque es recomendable hacerlo en seco en tintorería, especialmente si se trata de modelos de gran tamaño.
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