El invierno se acerca con paso lento pero firme. Es hora de afrontarlo, decir adiós con nostalgia a los meses de verano, e ir sacando del armario nuestros jerseys de lana y abrigos cálidos. Al igual que nosotros cambiamos de vestimenta durante los meses más fríos, nuestras camas también deben adecuarse a este cambio estacional. Es hora de despedir a las frescas y ligeras colchas y dar la bienvenida a los edredones, mantas o fundas nórdicas.
Hoy nos vamos a centrar en estas últimas, las fundas nórdicas.
¿Qué es una funda nórdica? Es una funda en la que se mete un relleno nórdico, generalmente de plumón, un material con gran poder térmico que además es muy ligero, por lo que es la mejor opción para las noches de invierno. Además es una opción muy económica, ya que una vez tengamos el relleno, solo tenemos que combinar la funda con una sábana bajera y una funda de almohada o cojín, y la mayoría de los fabricantes venden las tres piezas juntas. Es más económico combinar varias fundas nórdicas con un relleno que tener que comprar varios edredones. Además podemos usar la funda sin relleno en verano como si fuera una colcha. Por si fuera poco, las fundas nórdicas transpiran muy bien, algo que repercute en el colchón, las sábanas, y claro está, en nuestra salud. Por último, para los más perezosos, hacer la cama no llevará más que unos pocos segundos. Para su correcto mantenimiento, es recomendable no sentarnos ni poner peso sobre ellas, ya que podemos desplazar el relleno.
El único ‘pero’ que podemos ponerle a las fundas nórdicas es que las de plumón pueden ser perjudiciales para la gente alérgica. La solución es tan fácil como usar un relleno sintético o de fibra. dos opciones, por cierto, más económicas.
Una opción barata, fácil y elegante.
Comentarios recientes